Cuba se ha embarcado en un ambicioso viaje para revolucionar su sector energético mediante la adopción de fuentes renovables, con el objetivo de generar un mínimo del 37% de su electricidad a partir de energía limpia para 2030. Este pivote estratégico es especialmente significativo considerando la dependencia actual de la nación de los combustibles fósiles, que representa el 95% de su producción eléctrica, principalmente a partir del gas natural. Rosell Guerra, Director de Energías Renovables del Ministerio de Energía y Minas, enfatiza la resiliencia y dedicación de Cuba a esta causa a pesar de los desafíos económicos perdurables y el embargo estadounidense de décadas de duración. Desde 2014, Cuba ha destinado 500 millones de dólares a proyectos de energía renovable, suministrando exitosamente energía limpia a alrededor de 300 mil hogares. No obstante, alcanzar la meta del 37% para 2030 requiere una inversión adicional de aproximadamente seis mil millones de dólares, buscada del financiamiento internacional y la inversión extranjera, lo que ilustra una oportunidad única para la colaboración global en apoyo de la iniciativa renovable de Cuba.
El camino hacia las energías renovables en Cuba ha tropezado con obstáculos, incluidas las crisis económicas exacerbadas por la pandemia de COVID-19, que afectaron las principales fuentes de ingresos de la nación y restringieron el acceso a créditos y tecnologías internacionales. Sin embargo, las medidas proactivas de Cuba, como el despliegue de parques solares, la construcción de plantas bioeléctricas y la promoción de paneles solares y calentadores solares de agua, ejemplifican el compromiso del país con la innovación y la sostenibilidad. Además, las iniciativas gubernamentales que promueven la eficiencia energética, como la introducción de bombillas LED en el alumbrado público y la venta de aparatos energéticamente eficientes, reflejan un enfoque integral de la soberanía energética y la administración ambiental.
En esencia, la transición acelerada de Cuba a las energías renovables no solo marca un cambio fundamental en su política energética nacional, sino que también sirve como testimonio de lo que se puede lograr a través de la resiliencia, la innovación y la cooperación internacional. A pesar de los obstáculos financieros y logísticos, la dedicación inquebrantable de Cuba a la sostenibilidad ambiental y sus esfuerzos por reducir la dependencia de los combustibles fósiles resuenan con el movimiento global hacia un futuro energético más sostenible y equitativo.